Había una vez un ciego que decidió visitar Texas.

Había una vez un ciego que decidió visitar Texas.

Cuando llegó al avión, palpó los asientos y dijo: «¡Vaya, estos asientos son grandes!».

La persona que estaba a su lado le contestó: «Todo es grande en Texas».

Cuando por fin llegó a Texas, decidió visitar el bar del hotel.

Al llegar al bar, pidió una cerveza y le pusieron una jarra entre las manos.

Exclamó: «¡Vaya, estas jarras son grandes!».

El camarero le contestó: «Todo es grande en Texas».

Poco después, el ciego preguntó al camarero dónde estaba el baño.

El camarero respondió: «La segunda puerta a la derecha».

El ciego se dirigió al baño, pero tropezó accidentalmente y entró por la tercera puerta.

Esta puerta daba a la piscina y se cayó dentro por accidente.

Muerto de miedo, empezó a gritar: «¡No tires de la cadena, no tires de la cadena!».

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