John visitó a su abuelo, un superviviente de 70 años que vivía aislado.

John visitó a su abuelo, un superviviente de 70 años que vivía aislado.

La primera mañana de la visita, el abuelo de John preparó un desayuno a base de beicon y huevos.

John notó una sustancia parecida a una película en su plato y preguntó: «¿Están limpios estos platos?».

Su abuelo respondió: «Están tan limpios como el agua fría. Sigue adelante y termina tu comida».

Para comer, el abuelo preparó hamburguesas.

De nuevo, John se preocupó por los platos, ya que el suyo parecía tener motas de huevo seco. «¿Estás seguro de que estos platos están limpios?», preguntó.

Sin levantar la vista, el abuelo respondió: «Ya te lo he dicho, esos platos están tan limpios como el agua fría puede dejarlos».

Más tarde, cuando John se iba, el perro de su abuelo empezó a gruñir y no le dejaba pasar.

John le dijo: «¡Abuelo, tu perro no me deja pasar!».

El abuelo le gritó al perro: «¡Agua fría, vete a tumbar!».

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