Una mujer murió y fue al cielo…
Llegó a las puertas del cielo y encontró a un ángel esperándola.
«¿Qué tengo que hacer para entrar?», preguntó.
«Sólo tienes que deletrear una palabra», respondió el ángel.
«Eso no suena mal, ¿qué palabra tengo que deletrear?».
«Amor».
Aliviada, la mujer disparó rápidamente: «L-O-V-E».
El ángel asintió y abrió la puerta.
Pasaron muchos meses y un día el ángel que custodiaba la puerta se acercó a la mujer y le preguntó si le importaría vigilar la puerta durante ese día.
La mujer aceptó y asumió su puesto.
Mientras estaba allí, un hombre se acercó a la puerta, ¡y no era otro que su marido!
«¡Oh, mi amor!», gritó ella, «¿Qué te ha pasado tan pronto?».
«Querida, estaba destrozada el día que me dejaste. Caí en una profunda depresión que no pude superar. Cuando tuviste aquel accidente, no podía dormir. No podía comer. No podía hacer otra cosa que llorar por ti”, dijo.
«Espero que al final pudieras seguir adelante y no vivir con ese dolor demasiado tiempo», se consoló ella.
«En realidad», respondió él, «hubo una enfermera que cuidó maravillosamente de ti, ¡y de mí también!».
«Con el tiempo nos hicimos muy amigas y me ayudó mucho. Al final le pedí que se casara conmigo. Estábamos de luna de miel cuando tuve un terrible accidente de esquí».
«¡Por eso estoy aquí! Así que… ¿qué tengo que hacer para entrar?».
«Simplemente tienes que deletrear una palabra», le informó ella.
«¿Ya está? ¡Qué alivio! ¿Qué palabra tengo que deletrear?”, preguntó él.
Ella respondió,
«Bachillerato».