Un hombre entra en un bar y pide tres jarras de cerveza.
El camarero le dice que se desinflarán mientras él bebe.
Pero el hombre le explica: «Tengo dos hermanos. Cuando nos fuimos de casa decidimos que todas las noches iríamos al bar y nos tomaríamos una copa cada uno».
Este hombre se convierte en cliente habitual y pide tres cervezas cada noche.
Pero unos meses más tarde entra en silencio y pide sólo dos.
El bar se queda en silencio.
El camarero se le acerca y le dice: «No quiero entrometerme, pero siento su pérdida».
El hombre parece desconcertado al principio y luego se ríe: «¡Oh, no! Es que mi médico me dijo que tenía que dejar de beber».