Un hombre y su mujer tienen una cita en un restaurante nuevo.
Se sientan y, tras ojear el menú, ambos deciden pedir la sopa del día.
Cuando el camarero les trae la sopa, el hombre tira la cuchara al suelo.
«Vaya», dice y se vuelve hacia el camarero: «Lo siento mucho, pero ¿podría servirme otra…?».
El camarero saca una cuchara nueva de su bolsillo superior. «Aquí tiene, señor». Dice el camarero, entregándole la cuchara.
«Oh, gracias», dice el hombre un poco sorprendido.
La pareja degusta sus sopas, charlando sobre el magnífico servicio y lo deliciosa que está la sopa.
El hombre echa un vistazo al restaurante y se da cuenta de que todos los camareros llevan una cuchara en el bolsillo.
Curioso por las cucharas, hace señas al camarero para que se acerque.
«¿Está todo a su gusto, señor?», pregunta el camarero.
«Oh, sí, es maravilloso, gracias, sólo tenía curiosidad por saber por qué todos los camareros llevan una cuchara en cada uno de sus bolsillos superiores».
«Muy observador, señor. Estadísticamente las cucharas son los utensilios que más se tiran así que para ahorrar tiempo todos llevamos una cuchara en el bolsillo»
«Eso es muy inteligente, gracias».
El camarero regresa a la cocina y el hombre vuelve a su sopa.
Después de unos sorbos más, vuelve a echar un vistazo a la sala y se da cuenta de que todos los camareros llevan un pequeño trozo de cuerda colgando de la bragueta del pantalón.
Vuelve a llamar con un gesto al camarero, que regresa a la mesa.
«¿Puedo ayudarle en algo, señor?».
«Sólo otra pregunta, si no le importa», dice el hombre con auténtica curiosidad. «Me he dado cuenta de que todos los camareros llevan un trozo de cuerda colgando de la bragueta, ¿a qué se debe?».
«Bueno, señor, para serle sincero el cordel está atado al pene, así que cuando vamos al baño uno puede simplemente sacárselo con el cordel y eliminar la necesidad de lavarse las manos, ahorrando así más tiempo».
«Interesante», dice el hombre.
Una expresión de ligera confusión cruza su rostro y añade: «Pero, ¿y cuando hay que guardarlo?».
«Bueno, señor», dice el camarero, inclinándose conspiradoramente,
«Personalmente uso la cuchara».