Tres guapos perros machos caminan por la calle cuando ven a una hermosa y tentadora Caniche.
Los tres machos se abalanzan sobre ella en un esfuerzo por ser el primero en alcanzarla, pero acaban llegando delante de ella al mismo tiempo.
Los machos se quedan mudos ante la atractiva, babeándose y esperando una simple mirada de ella a cambio.
Consciente de sus encantos y de su evidente efecto sobre los tres pretendientes, decide ser amable y les dice: «El primero que pueda utilizar las palabras “hígado” y “queso” juntas en una frase imaginativa e inteligente puede salir conmigo».
El robusto y musculoso labrador negro habla rápidamente y dice: «Me encanta el hígado y el queso».
«Oh, qué infantil», dijo el Caniche, «Eso no demuestra imaginación ni inteligencia alguna».
Se volvió hacia el alto y brillante Golden Retriever y le dijo «¿Qué tal se te da?».
«Ummmm… ODIO el hígado y el queso», soltó el Golden Retriever.
«Vaya, vaya», dijo el Caniche, «supongo que no tiene remedio. Eso es tan tonto como la frase del Labrador».
Entonces se vuelve hacia el último de los tres perros y le dice: «¿Y tú, pequeñín?».
El último de los tres, pequeño en estatura pero grande en fama y delicadeza, es el chihuahua.
Le dedica una sonrisa, un guiño socarrón, se vuelve hacia el Golden Retriever y el labrador y dice,
«Hígado solo, queso mío».