Estas 6 lecciones de vida son divertidas y también muy ciertasLección 1:

Estas 6 lecciones de vida son divertidas y también muy ciertasLección 1:
Un hombre se está metiendo en la ducha justo cuando su mujer está terminando de ducharse cuando suena el timbre.

La mujer se envuelve rápidamente en una toalla y baja corriendo las escaleras.

Cuando abre la puerta, allí está Bob, el vecino de al lado.

Antes de que ella diga una palabra, Bob le dice: «Te daré 800 dólares por soltar esa toalla».

Tras pensárselo un momento, la mujer deja caer la toalla y se queda desnuda delante de Bob.

Tras unos segundos, Bob le entrega 800 dólares y se va.

La mujer vuelve a envolverse en la toalla y sube las escaleras.

 

Cuando llega al baño, su marido le pregunta: «¿Quién era?».

 

«Era Bob, el vecino de al lado», responde ella.

 

«¡Genial!», dice el marido, «¿ha dicho algo de los 800 dólares que me debe?».

 

Moraleja:
Si comparte a tiempo con sus accionistas la información crítica relativa al crédito y al riesgo, puede estar en condiciones de prevenir una exposición evitable.

 

Lección 2:
Un representante de ventas, un administrativo y el director van caminando hacia el almuerzo cuando encuentran una antigua lámpara de aceite.

La frotan y sale un Genio.

El Genio les dice: «Os concederé un deseo a cada uno».

«¡Yo primero! Yo primero!» dice el empleado de administración. «Quiero estar en las Bahamas, conduciendo una lancha rápida, sin ninguna preocupación en el mundo».

¡Puf! Desaparece.

«¡Yo primero! El siguiente soy yo”, dice el representante de ventas. «Quiero estar en Hawai, relajándome en la playa con mi masajista personal, un suministro interminable de Piña Colada y el amor de mi vida».

¡Puf! Se ha ido.

«OK, tu turno», le dice el Genio al gerente.

El gerente dice: «Quiero a esos dos de vuelta en la oficina después del almuerzo».

Moraleja de la historia:
Deja siempre que tu jefe tenga la primera palabra.

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Lección 3:
Un sacerdote le ofreció un aventón a una Monja.

Ella se subió y cruzó las piernas, obligando a que su bata dejara ver una pierna.

El sacerdote estuvo a punto de tener un accidente. Tras controlar el coche, deslizó sigilosamente la mano por la pierna de ella.

La monja dijo: «Padre, ¿recuerda el Salmo 129?».

El cura retiró la mano. Pero, al cambiar de marcha, volvió a deslizar la mano por la pierna de la monja.

La monja volvió a decir: «Padre, ¿recuerda el Salmo 129?».

El cura se disculpó: «Lo siento, hermana, pero la carne es débil».

Al llegar al convento, la monja siguió su camino.

Al llegar a la iglesia, el sacerdote se apresuró a buscar el Salmo 129.

Decía: «Sal y busca, más arriba encontrarás la gloria».

Moraleja de la historia:
Si no estás bien informado en tu trabajo, puedes perder una gran oportunidad

Lección 4:
Un cuervo estaba sentado en un árbol, sin hacer nada en todo el día.

Un conejo le preguntó: «¿Puedo yo también sentarme como tú y no hacer nada en todo el día?».

El cuervo respondió: «Claro, por qué no».

Entonces, el conejo se sentó en el suelo, debajo del cuervo, y descansó.

Un zorro saltó sobre el conejo y se lo comió.

Moraleja de la historia:
Para estar sentado y no hacer nada, debes estar sentado muy alto

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Lección 5:
Un pavo charlaba con un toro. «Me encantaría poder llegar a la copa de ese árbol -suspiró el pavo-, pero no tengo energía.»

«Bueno, ¿por qué no mordisqueas mis excrementos?», respondió el toro. «Están llenos de nutrientes».

El pavo picoteó un trozo de estiércol y descubrió que le daba fuerzas suficientes para alcanzar la rama más baja del árbol.

Al día siguiente, tras comer más estiércol, alcanzó la segunda rama.

Finalmente, tras una cuarta noche, se encaramó orgulloso a la copa del árbol.

Pronto fue visto por un granjero, que disparó al pavo desde el árbol.

Moraleja:
Las tonterías pueden llevarte a la cima, pero no te mantendrán allí.

Lección 6:
Un pajarito volaba hacia el sur para pasar el invierno.

Hacía tanto frío que el pájaro se congeló y cayó al suelo en un gran campo.

Mientras estaba allí tumbado, pasó una vaca y dejó caer estiércol sobre él.

Mientras el pájaro helado yacía en el montón de estiércol de vaca, empezó a darse cuenta de lo caliente que estaba.

El estiércol le estaba descongelando. Se quedó allí tumbado, calentito y feliz, y pronto empezó a cantar de alegría.

Un gato que pasaba por allí oyó cantar al pájaro y se acercó a investigar.

Siguiendo el sonido, el gato descubrió al pájaro bajo el montón de estiércol de vaca, lo sacó y se lo comió.

Moraleja:
No todo el que te caga es tu enemigo

No todos los que te sacan de la mierda son tus amigos.

Y cuando estás hundido en la mierda, ¡es mejor mantener la boca cerrada!

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